compartir
FITORRASTREANDO: Analizando la calidad del aire de San Sebastián
La Concejalía de Ecología y Fundación Cristina Enea ponen en marcha un novedoso y pionero proyecto a través del cual se pretende analizar la calidad del aire de San Sebastián. Estudiando muestras de gramíneos colocados en viviendas particulares, se medirá la presencia de determinados agentes contaminantes. La iniciativa cuenta con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Numerosos estudios llevados a cabo durante las últimas décadas han puesto de manifiesto que el tráfico de las ciudades repercute en la calidad del aire que respira la ciudadanía. La presencia de metales pesados, como el plomo, cinc o arsénico en el aire aumenta en aquellas calles donde la circulación de vehículos es más densa, confirmándose su implicación en la salud de las personas que sufren enfermedades respiratorias, entre otras.
El proyecto Fitorrastreando, impulsado por Fundación Cristina Enea está financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) perteneciente al Ministerio de Ciencia e Innovación, tiene como objeto analizar la calidad del aire de determinadas zonas de Navarra y País vasco, a través del reparto de plantas gramíneas que se colocarán en balcones y ventanas de los domicilios de personas voluntarias.
La concejala de Ecología, Marisol Garmendia, ha señalado que “se trata de un proyecto de ciencia ciudadana en el que cualquier donostiarra puede participar de forma sencilla y que, más allá de los datos que se puedan obtener, pretende ser un elemento de sensibilización y concienciación ambiental”.
Iker Aranjuelo Mitxelena, coordinador del proyecto e investigador CSIC en el Instituto de Agrobiotecnológía de Navarra, ha asegurado que “debido a sus características, las gramíneas, y el césped es un tipo de gramínea, son muy utilizadas a la hora de investigar la calidad ambiental del aire”. La iniciativa se desarrollará durante las próximas semanas con la colaboración ciudadana de personas que deberán colocar unas muestras de planta de césped crecidas en macetas, que se repartirán en Cristina Enea. A lo largo de dos meses, las plantas permanecerán en los balcones donde irán captando las posibles sustancias contaminantes presentes en el aire. Las personas voluntarias que participen en el proyecto únicamente tendrán que regarlas de vez en cuando.
“Una vez transcurridos dos meses, recogeremos las muestras y las enviaremos al laboratorio para que sean analizadas y arrojen datos sobre la presencia de metales pesados en sus estructuras celulares” ha dicho Iker Aranjuelo Mitxelena. Todos esos datos se presentarán y explicarán en una sesión abierta a la que podrán acudir tanto las personas voluntarias que han participado en el proyecto, como cualquiera que esté interesada en conocer los resultados. Además, los datos obtenidos también se publicarán en la web de Fundación Cristina Enea. “Se trata de una forma muy sencilla de dar a conocer la calidad del aire que respiramos en nuestras calles”.