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• ACUERDO
Cuarteles de Loiola, una nueva oportunidad para San Sebastián
Las buenas noticias siempre son bienvenidas y que la ciudad de San Sebastián se haga con la propiedad de los suelos ocupados por los Cuarteles de Loiola, es una muy buena noticia para la ciudad y la ciudadanía donostiarra. Sin ninguna duda.
El acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento donostiarra y el Ministerio de Defensa, que tras muchos años infructuosos de negociaciones solo ha sido posible gracias al Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez, es una oportunidad histórica para seguir haciendo San Sebastián, para seguir construyendo ciudad, de manera diferente, nueva, en la vega del Urumea. Una oportunidad inmejorable para que continuemos creciendo y progresando, desde el urbanismo sostenible y la cohesión e inclusión social, para ofrecer a las donostiarras y los donostiarras, especialmente, a los más jóvenes, nuevas oportunidades para que se queden a vivir y trabajar en su barrio, en su ciudad.
Las cerca de 1.700 viviendas que podrán levantarse en los terrenos de los actuales Cuarteles de Loiola son la esperanza no sólo vital, personal y familiar para muchos donostiarras que tienen en la falta de vivienda asequible una de sus principales preocupaciones, sino que tienen que ser la apuesta de San Sebastián para reinventarse en su forma de hacer ciudad. Un nuevo barrio para un nuevo urbanismo donostiarra en una de las escasísimas zonas de expansión de que disponemos. No podemos desperdiciar esta ocasión.
Necesitamos apostar con valentía y ambición por un desarrollo urbano innovador en Cuarteles de Loiola, por un nuevo corazón urbano sostenible desde todos los puntos de vista, por un nuevo pulmón verde donostiarra que una y cosa con espacios verdes de calidad la trama natural del parque de Ametzagaina con el parque fluvial del Urumea, los barrios de Intxaurrondo con Loiola, Txomin y Martutene, que van a transformarse en un atractivo ensanche urbano a lo largo del río. En definitiva, estamos ante un proyecto estratégico vital para el futuro de San Sebastián, que construya no solo casas, sino ciudad en la vega del Urumea, mirando al río, no dándole la espalda, aprovechando todas sus potencialidades y transformándolo en la gran avenida fluvial que vertebrará la expansión sostenible de la ciudad.
La San Sebastián que surgirá en Cuarteles de Loiola tiene que seguir los pasos de los ecobarrios que se están construyendo en muchas ciudades europeas, con edificios de gran calidad arquitectónica -no los barrios miméticos de casas iguales que se repiten invariablemente en nuestra geografía urbana-, cumpliendo las exigencias medioambientales de eficiencia energética (Txomin ya cuenta con un District Heating), generación de energía limpia, conexión con transporte público sostenible, mixtura de usos y de habitantes con un número importante de viviendas públicas en alquiler a precios asequibles para nuestros jóvenes, equipamientos dotacionales y servicios públicos, espacios verdes…
Contamos, además, con un reto común con los nuevos desarrollos urbanísticos europeos más avanzados, sostenibles y exitosos: preservar el patrimonio arquitectónico construido; en este caso, los dos edificios del complejo del acuartelamiento militar que guardarán la memoria de lo que ya pronto -dentro como máximo de seis años que es el plazo establecido para su traslado- no será lo que fue, será ya pasado: Cuarteles de Loiola.
París, por ejemplo, al igual que otras ciudades francesas, lleva ya unos años rehabilitando antiguos cuarteles militares como edificios de viviendas, en muchos casos públicas, con diferentes experiencias de conservación parcial o total de los antiguos edificios, como, por ejemplo, el barrio de Caserne des Minimes, en pleno corazón del Marais parisino.
Y el reto de conservar el patrimonio edificado de los que dejarán de ser Cuarteles de Loiola es lo que va a marcar, a mi juicio de manera muy positiva y enriquecedora, una de las mayores singularidades del nuevo ecobarrio donostiarra. Tenemos que ser capaces de integrar el pasado y el futuro, lo que ha sido y lo que será, construir sobre lo construido, darle nuevos usos para usuarios diferentes, para los que serán nuevas vecinas y vecinos de Loiola. Un ejercicio de arquitectura, de urbanismo, de sostenibilidad y calidad de vida, de cohesión urbana y social apasionante para la San Sebastián del futuro más cercano.